Sentirse un extraño
en medio de voces
rodeado otra vez de colores
sin prendas suaves que controlen su boca.
Lo impulsa el aire
sí, frío como diciembre
para flotar por momentos
en que decir algo
suena poco atractivo
un sí o un no, es suficiente
esperando que llegue
quien sabe
una voz que arrulla
y la mirada
polarizada y vacía
se vierte al piso sucio y seco
viendo pasos ajenos y en prisa
que es de siempre
las veces de un ¿a dónde irán?;
está listo para lo irreal
tocar sutilmente sus pensamientos
sin dejar huellas
como antes, como siempre.